Mitos y realidades sobre la comida congelada

Mito 1: ¿La comida congelada pierde nutrientes?

No necesariamente. La congelación funciona como un botón de pausa para los alimentos: cuando se congela rápidamente, sus nutrientes se conservan casi intactos. Sin embargo, es importante tener en cuenta el tiempo de almacenamiento. Si bien los alimentos congelados pueden mantener su valor nutricional por varias semanas, tras más de un mes en el congelador pueden presentar cambios como oxidación de grasas o pérdida de humedad, afectando su apariencia y textura. Así que sí, congelar es una gran opción… siempre que se consuman dentro del tiempo recomendado.

Mito 1: ¿La comida congelada pierde nutrientes?

¡Falso! No es lo mismo un pollo que ha sido congelado correctamente que uno que ha estado almacenado durante mucho tiempo sin un buen empaque o sellado. La calidad del producto depende de cómo se congela y conserva. Opciones como los congelados de 1 en 1 de Friko mantienen el sabor y la textura porque se congelan con tecnología extra rápida, evitando que pierdan su jugosidad.

Mito 3: Si algo se congela, ya no se puede cocinar bien

Error. Muchas personas creen que los alimentos congelados no quedan igual al cocinarlos, pero todo depende del método. Algunos productos, como los vegetales y los Filetes de 1 en 1 de Friko, quedan perfectos si los salteas directo del congelador. Lo importante es adaptar la técnica de cocción al tipo de producto y seguir las instrucciones del empaque cuando estén disponibles.

Mito 4: Una vez descongelado, se puede volver a congelar

Mejor no. Volver a congelar un producto después de haberlo descongelado puede afectar su textura y sabor. Además, si estuvo a temperatura ambiente por mucho tiempo, podría comprometer su seguridad. Lo ideal es descongelar solo la porción que vas a usar, o, mejor aún, elegir productos como los congelados de 1 en 1 de Friko, que puedes cocinar directamente sin descongelar. Más práctico, más seguro y sin desperdiciar nada.

Mito 5: No saben igual que los refrigerados

Depende de cómo lo cocines. Un buen truco es sellar carnes congeladas directo en la sartén o al horno sin descongelar, para que no pierdan jugos. Y si hablamos de verduras, un toque de mantequilla en la sartén y especias, las lleva al siguiente nivel.

Ya no hay excusas para desconfiar de la comida congelada. Es práctica, mantiene sus nutrientes y te ahorra tiempo en la cocina. Así que la próxima vez que veas algo congelado, recuerda: no es un plan B, es una solución inteligente.