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La importancia de comer sin distracciones
La importancia de comer sin distracciones

La importancia de sentarse a la mesa sin distracciones 

Importencia de sentarse a almorzar

Vivimos en tiempos de grandes velocidades, e incluso cuando estamos en casa, las ocupaciones superan el tiempo que podemos emplear en las actividades esenciales del cuidado propio y de nuestras familias. Los días transcurren apresuradamente y creemos que si hacemos más de una cosa a la vez, seremos más productivos. En esta lista de prioridades, el tiempo para alimentarnos es lo primero que descuidamos, cuando debería ser lo último. Todo lo que hacemos es gracias a la energía que tenemos para hacerlo. Por eso, podemos decir que todo lo que hacemos, conduce a poder alimentarnos, mantenernos activos y disfrutar de la vida.

El proceso digestivo

Es gracias al proceso digestivo que nuestro organismo asimila los nutrientes de los alimentos. Nuestro cerebro debe procesar lo que ingerimos para avisarnos cuando estamos satisfechos.

Este proceso puede tardar entre 30 y 45 minutos para las comidas principales del día y comienza gracias a la segregación de la enzima ptialina que se activa en la saliva al masticar.

Si comemos con afán y distraídos, la ausencia de esta enzima, supone un gran esfuerzo para que el cuerpo descomponga los alimentos y como consecuencia, nuestra digestión disminuye su velocidad. Además, nuestro cerebro prioriza otras actividades y no procesa adecuadamente los alimentos, ya que no al no asimilar la comida, no se siente satisfecho en el momento en el que ya hemos ingerido las calorías y nutrientes que necesitamos.

Por qué sentarse a comer en la mesa


Para comprender la importancia de comer sin distracciones, hemos reunido algunos de sus efectos negativos:

1. Disminución de nutrientes esenciales: en una mala digestión, se disminuye la absorción de nutrientes en el intestino, sobretodo para las grasas, proteínas y carbohidratos. Esta nutrición deficiente, también aumenta la producción de gases provenientes de bacterias que se encuentran en los nutrientes no procesados, provocando flatulencias y distensión en el abdomen.

2. Agotamiento y ausencia de energía: al tener una digestión lenta, se acentúan y prolongan algunos efectos de la digestión como la somnolencia después de comer. Tu cuerpo va a gastar el doble de la energía que necesita para procesar los alimentos ingeridos.

3. Aumento de peso y obesidad: se ha comprobado que comer con distracciones eleva hasta el 50% la cantidad de comida que se ingiere. Las hormonas que generan la sensación de saciedad e inhiben el apetito en el cerebro, no se producen en suficiente cantidad, lo cual implica que tu cerebro va a intentar sobre compensar lo que cree que no obtuvo, generando ansiedad y olas de apetito con alto contenido calórico como harinas y dulces. Si de los 30 minutos que requiere el proceso hormonal de la digestión, comes en 10, terminarás comiendo más veces durante el día.

4. Síndrome metabólico: también aumenta cinco veces el riesgo del llamado síndrome metabólico; un término que describe enfermedades como obesidad, presión alta y niveles elevados de colesterol. El síndrome metabólico es una de las causas de enfermedades cardiovasculares.

5. Empeora los niveles de glucosa: al comer haciendo otras actividades se tiende a comer más rápido, lo cual causa fluctuaciones en los niveles de glucosa que pueden llevar a la resistencia a la insulina.

Quizás estás pensando que dedicarle toda tu atención a la comida mientras te alimentas, es un esfuerzo que no te puedes permitir con el exceso de tareas diarias, pero la realidad es que este hábito puede significar grandes beneficios para tu salud emocional y física. Si comienzas a ver estos momentos del día como un agradecimiento a tu cuerpo por mantenerte activo, tendrás más energía y un mejor ánimo para enfrentar el día a día.

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Por eso, hemos reunido para ti, algunos tips para implementar este buen hábito en tu vida:

  • Piensa en el tiempo que le tomó a tu comida llegar a tu plato: algunas frutas y verduras tardan años y hasta décadas en crecer. Piensa en el tiempo que les tomó crecer para conformar todos los nutrientes que hoy obtienen tu cuerpo. Piensa también en las personas que cultivaron tus alimentos, el proceso de producción y mano de obra que requirió que tuvieras esa dosis de energía. Permite que tu cuerpo la aproveche al máximo.

  • Define un tiempo específico para comer: sabemos que es probable que no puedas emplear éste hábito de la noche a la mañana, así que por ahora, determina un tiempo mínimo que podrás destinar a tu alimentación sin distracciones. Recuerda que la meta a la que debes llegar es de 30 minutos como mínimo.

  • Identifica tus distractores y elimínalos: durante el tiempo que definas, desconéctate y aléjate de cualquier otra actividad que te distraiga. Así podrás concentrarte en disfrutar tu comida y activar todos los procesos digestivos que requiere tu cuerpo.

  • Concéntrate: antes de llevarte a la boca el primer bocado, respira profundamente. Luego, mastica lentamente. Puedes cerrar los ojos para notar los olores, texturas y sabores de tus comidas. Siente su temperatura e identifica los ingredientes en ellas.

  • Deja el cubierto sobre la mesa antes de seguir con el siguiente: así no te apresurarás y disfrutarás cada bocado. También puedes usar palillos chinos como truco para comer bocados más pequeños y esperar que tu cuerpo haga el resto.

  • Pregúntate qué tanta hambre tienes y escucha a tu cuerpo: ten presente todo lo que te contamos anteriormente y piensa en los procesos que le toma a tu cuerpo digerir lo que estás comiendo.

  • Ten presente los horarios en los que te alimentas: acostumbra a tu cuerpo a activar tu digestión en horarios determinados. Entre mejor preparado esté, mejor funcionará.

  • Aprende algunas recetas de cocina: entre más dedicación le entregues a tu alimento, más apreciarás el tiempo que pasas ingiriéndolo. Así, la relación con la comida que preparas, te permitirá probar nuevos platos y mejorar tu experiencia gastronómica.

Estar presente en tu alimentación es estar presente para ti; es entender que todos tus esfuerzos tienen como centro de operaciones: tu cuerpo. De vez en cuando hay que tomar una pausa para reflexionar sobre qué prácticas perjudican la relación con nuestros cuerpos y la alimentación es el lenguaje más efectivo para comunicarte con él y ayudarlo a funcionar. La comida debería ser un momento para ti, para agradecer y relajarte. Además, en el proceso de encontrar disfrute en alimentarte sin distracciones, descubrirás que se reducirán tus niveles de estrés y hasta cuidarás el medio ambiente, al no desperdiciar más comida de la que realmente necesitas.

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